Con la nostalgia de las despedidas, con la satisfacción de la tarea
cumplida, con el cansancio de estos largos meses de trabajo en confinamiento,
con la alegría de compartir experiencias con colegas y estudiantes, con inmensa
gratitud para nuestros profesores y tutores, escribo esta última entrada del
blog que creamos para registrar nuestros aprendizajes.
Al terminar un ciclo acostumbramos hacer una recapitulación de temas y
aprendizajes; al releer algunas entradas de este blog me doy cuenta de que lo
que ha cambiado en el trayecto es la docente: la profe Caro que empezó estos
cursos por recomendación de una brillante compañera (y tutora) no es la misma
profe que los culmina. Ahora sé que las nuevas tecnologías de la información y
la comunicación han llegado para sacudir los cimientos de la pedagogía y de la
didáctica pero también para obligarnos a renovar, a cada paso, los compromisos
que la docencia supone. De nada sirve conocer las últimas apps y gadgets si no los utilizamos éticamente, con fundamento y propósito.
Paradójicamente, los cursos de EAD nos abrieron las puertas de un universo
fascinante, diverso y entretenido, pero al mismo tiempo nos recordaron que el
aula (real o virtual) no es un circo y que hasta la más distendida de las
actividades debe estar fundada en un ¿para qué?
En este último tramo de nuestro curso de Evaluación en ambientes digitales nos hemos concentrado en los diferentes enfoques y estrategias para evaluar con TIC y hemos ahondado en que cualquier evaluación debe ser coherente con los propósitos de aprendizaje, con las competencias que nuestros estudiantes deben desarrollar con (y no a pesar de) nuestra mediación. Otra problemática en la que nos hemos detenido es en las características de la evaluación auténtica, vinculada a situaciones reales y orientada a la aplicación efectiva de capacidades y habilidades. Mi trabajo consistió en revisar y mejorar un examen parcial, que luego convertí en Formulario de Google. Los invito a conocer el resultado, sus sugerencias serán más que bienvenidas.
¿Es posible diseñar
evaluaciones flexibles (en cuanto al tiempo y lugar de resolución), que
impliquen la movilización de múltiples recursos cognitivos, que se vinculen
directamente con la experiencia efectiva o el futuro desempeño profesional, que
permitan retroalimentaciones constructivas? Claro que es posible, lo importante
es seguir revisando nuestras prácticas y sometiéndolas a la mirada siempre
enriquecedora de nuestros colegas. Entre todos los tesoros que me llevo de este
ciclo de cursos destaco especialmente el hábito de trabajar en equipos, de
comprometerse no solo con el desempeño personal sino con el avance del grupo.
En nuestra búsqueda de la evaluación auténtica hemos practicado la
elaboración de consignas que, como proponen Melina Furman y Marilina Lipsman, inviten
a pensar y a movilizar habilidades cognitivas distintas de la memorización.
Hemos revisado y optimizado nuestras herramientas, hemos discutido la
conveniencia de motivar y premiar mediante insignias y reconocimientos, hemos
practicado la gamificación de nuestras propuestas didácticas. La experiencia
que yo diseñé fue un “Kahoot!” para mis estudiantes de Lengua del Profesorado
de Primaria:
Diseño de la estrategia |
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Elementos |
Descripción |
a) Resultados del
aprendizaje |
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c)
Jugadores |
Estudiantes de primer año de Profesorado
de Educación Primaria. Las edades oscilan entre los 18 y los 54 años. |
d)
Ciclos de las actividades |
En esta oportunidad el juego se propuso
como repaso, recapitulación y refuerzo del tema “Variación lingüística”. El
juego estuvo abierto dos semanas, la primera como desafío y la segunda como
revancha, y entre ambas instancias se realizó un encuentro por meet para aclarar dudas (tanto
conceptuales como de funcionamiento del juego) |
e)
Diversión |
El juego consiste en la resolución de 16
consignas simples (Verdadero o Falso, Elegir la opción correcta) en un tiempo
muy limitado |
f)
Recursos |
El juego se creó en la plataforma
Kahoot! Y se compartió mediante el grupo cerrado de Facebook. Por este medio
también se socializaron las experiencias y se compartieron las insignias de
los ganadores |
Más allá de las dificultades técnicas
que siempre surgen y de la renuencia de algunos estudiantes a probar nuevas
tecnologías, la experiencia fue sumamente divertida y provechosa, ya que
participaron 55 de los 58 estudiantes matriculados en el curso:
Al ofrecer la
posibilidad de una “revancha” se eliminó la sensación de que esta propuesta era
una prueba escrita más y de que, si fallaban, ya no había posibilidades de
mejorar. En definitiva, creo que este tipo de actividades traen un soplo de
aire fresco a las formas tradicionales de evaluación y seguimiento de los
estudiantes. Dejo algunas capturas de la experiencia, junto con la invitación a jugar (el PIN del juego es
Para terminar, y ya
despedirme de mis pacientes compañeros de camino, comparto con ustedes las
hermosas palabras de la Madre Teresa de Calcuta:
Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.
¡Gracias Marinas y tutores por
tanto vuelo, nos leemos la próxima!