lunes, 12 de octubre de 2020

“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo”…

 

Con la nostalgia de las despedidas, con la satisfacción de la tarea cumplida, con el cansancio de estos largos meses de trabajo en confinamiento, con la alegría de compartir experiencias con colegas y estudiantes, con inmensa gratitud para nuestros profesores y tutores, escribo esta última entrada del blog que creamos para registrar nuestros aprendizajes.

Al terminar un ciclo acostumbramos hacer una recapitulación de temas y aprendizajes; al releer algunas entradas de este blog me doy cuenta de que lo que ha cambiado en el trayecto es la docente: la profe Caro que empezó estos cursos por recomendación de una brillante compañera (y tutora) no es la misma profe que los culmina. Ahora sé que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han llegado para sacudir los cimientos de la pedagogía y de la didáctica pero también para obligarnos a renovar, a cada paso, los compromisos que la docencia supone. De nada sirve conocer las últimas apps y gadgets si no los utilizamos éticamente, con fundamento y propósito. Paradójicamente, los cursos de EAD nos abrieron las puertas de un universo fascinante, diverso y entretenido, pero al mismo tiempo nos recordaron que el aula (real o virtual) no es un circo y que hasta la más distendida de las actividades debe estar fundada en un ¿para qué?

En este último tramo de nuestro curso de Evaluación en ambientes digitales nos hemos concentrado en los diferentes enfoques y estrategias para evaluar con TIC y hemos ahondado en que cualquier evaluación debe ser coherente con los propósitos de aprendizaje, con las competencias que nuestros estudiantes deben desarrollar con (y no a pesar de) nuestra mediación. Otra problemática en la que nos hemos detenido es en las características de la evaluación auténtica, vinculada a situaciones reales y orientada a la aplicación efectiva de capacidades y habilidades. Mi trabajo consistió en revisar y mejorar un examen parcial, que luego convertí en Formulario de Google. Los invito a conocer el resultado, sus sugerencias serán más que bienvenidas. 

 ¿Es posible diseñar evaluaciones flexibles (en cuanto al tiempo y lugar de resolución), que impliquen la movilización de múltiples recursos cognitivos, que se vinculen directamente con la experiencia efectiva o el futuro desempeño profesional, que permitan retroalimentaciones constructivas? Claro que es posible, lo importante es seguir revisando nuestras prácticas y sometiéndolas a la mirada siempre enriquecedora de nuestros colegas. Entre todos los tesoros que me llevo de este ciclo de cursos destaco especialmente el hábito de trabajar en equipos, de comprometerse no solo con el desempeño personal sino con el avance del grupo.

En nuestra búsqueda de la evaluación auténtica hemos practicado la elaboración de consignas que, como proponen Melina Furman y Marilina Lipsman, inviten a pensar y a movilizar habilidades cognitivas distintas de la memorización. Hemos revisado y optimizado nuestras herramientas, hemos discutido la conveniencia de motivar y premiar mediante insignias y reconocimientos, hemos practicado la gamificación de nuestras propuestas didácticas. La experiencia que yo diseñé fue un “Kahoot!” para mis estudiantes de Lengua del Profesorado de Primaria:

Diseño de la estrategia

Elementos

Descripción

a)     Resultados del aprendizaje

-        Reconocer las posibilidades de variación de la lengua española y los factores que la determinan

-        Analizar expresiones dialectales, coloquiales, vulgares, formales

-        Describir situaciones comunicativas según su campo, tenor y modo

b)     Comportamientos

Al participar en el juego los estudiantes pondrán en práctica los conocimientos y habilidades desarrollados durante las dos semanas previas mediante la consulta y el análisis de material teórico (manual de Lingüística) y las clases sincrónicas por videoconferencia.

c)      Jugadores

Estudiantes de primer año de Profesorado de Educación Primaria. Las edades oscilan entre los 18 y los 54 años.

d)     Ciclos de las actividades

En esta oportunidad el juego se propuso como repaso, recapitulación y refuerzo del tema “Variación lingüística”. El juego estuvo abierto dos semanas, la primera como desafío y la segunda como revancha, y entre ambas instancias se realizó un encuentro por meet para aclarar dudas (tanto conceptuales como de funcionamiento del juego)

e)     Diversión

El juego consiste en la resolución de 16 consignas simples (Verdadero o Falso, Elegir la opción correcta) en un tiempo muy limitado

f)      Recursos

El juego se creó en la plataforma Kahoot! Y se compartió mediante el grupo cerrado de Facebook. Por este medio también se socializaron las experiencias y se compartieron las insignias de los ganadores

 


      
Más allá de las dificultades técnicas que siempre surgen y de la renuencia de algunos estudiantes a probar nuevas tecnologías, la experiencia fue sumamente divertida y provechosa, ya que participaron 55 de los 58 estudiantes matriculados en el curso:

 


Al ofrecer la posibilidad de una “revancha” se eliminó la sensación de que esta propuesta era una prueba escrita más y de que, si fallaban, ya no había posibilidades de mejorar. En definitiva, creo que este tipo de actividades traen un soplo de aire fresco a las formas tradicionales de evaluación y seguimiento de los estudiantes. Dejo algunas capturas de la experiencia, junto con la invitación a jugar (el PIN del juego es  0132971): 






Para terminar, y ya despedirme de mis pacientes compañeros de camino, comparto con ustedes las hermosas palabras de la Madre Teresa de Calcuta:

Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.

              ¡Gracias Marinas y tutores por tanto vuelo, nos leemos la próxima!

viernes, 2 de octubre de 2020

De miradas, espejos y cristales: metacognición y agentes de la evaluación

 

En el módulo 4 de nuestro curso abordamos algunos aspectos clave para la evaluación en ambientes digitales: la metacognición y los diferentes agentes evaluadores. La preposición griega metá significa “más allá”, involucra una noción temporal de posterioridad y física de alejamiento: la metacognición es un proceso complejo que requiere observarse desde afuera para comprender cómo aprendemos, cómo integramos nuevos conocimientos a nuestra estructura cognitiva. Cuando la practicamos es cuando descubrimos el enorme potencial de esta actividad, que como señala Graciela Cappelletti, se puede enseñar, sobre todo en estos tiempos aciagos en los que la autonomía, la autogestión y la autorregulación del aprendizaje son habilidades indispensables para nuestros estudiantes. Sin este equipo básico, la virtualidad obligada en las que trabajamos actualmente sería estéril y hasta contraproducente.

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El hecho de mirarse a uno mismo en el acto de aprender abre la puerta a las formas y agentes complementarios de la evaluación: la heteroevaluación (a cargo del docente) se enriquece con la mirada propia y la mirada de los pares, deja de percibirse como un veredicto para representar un incentivo para mejorar, para buscar más, para seguir adelante.

Las tareas que hemos realizado a lo largo del Módulo nos han permitido practicar la metacognición en la medida en que nos hemos auto y coevaluado, nos hemos mirado no como jueces sino como estudiantes que se acompañan, que acometieron juntos un desafío desde distintos puertos, con distintas experiencias. Debo decir que he preferido recibir retroalimentaciones de mis compañeros antes que darlas, o antes que evaluar sus desempeños: la evaluación es una responsabilidad tan delicada, y pareciera que siempre surgen nuevos interrogantes, nuevas dimensiones para considerar. Ante esta confesión de inseguridad, solo queda practicar: con la escalera de Wilson o con el protocolo SER trataremos de retroalimentar y construir, en vez de criticar y desmerecer.



 Para terminar, una reflexión especular relacionada con las miradas, los espejos y los cristales: no es cierto que nuestros estudiantes hoy en día estén hechos de cristal, pero pasa que -algunas veces- los docentes los moldeamos a martillazos…

          Nos leemos la próxima



sábado, 26 de septiembre de 2020

Aclaremos los tantos ¿para qué sirven los asistentes de la evaluación?

 

En el tercer módulo de nuestro curso de "Evaluación en ambientes digitales" nos hemos detenido en la búsqueda de evidencias y en la definición de criterios de evaluación, es decir, en el ¿qué evalúo? Y una vez más la reflexión nos puso frente al profundo compromiso ético del docente que, en este caso, debe analizar e interpretar las producciones de sus estudiantes, cribarlas, compararlas, validarlas o rechazarlas para, finalmente, otorgar una calificación.

 En nuestra reflexión sobre la búsqueda de evidencias hemos recuperado los postulados de la planificación inversa ((Mc Tighe y Wiggins, 2004)), que nos propone partir de los resultados esperados del aprendizaje:

En cuanto a la definición de criterios de evaluación, hemos recuperado la importancia de que todos los involucrados en el proceso de aprendizaje conozcan y compartan esas pautas o guías que orientan al docente que evalúa. Antes que nada, es preciso "aclarar los tantos" porque la evaluación debe dejar de ser un proceso misterioso del que surge una nota, para sorpresa o castigo del evaluado.

La utilización de “asistentes” (como las rúbricas, las listas de cotejo, escalas de valoración) es fundamental si pretendemos que la evaluación sea transparente; aprender a diseñar estos instrumentos, a definir criterios y niveles de desempeño ha sido el mayor desafío de este módulo, principalmente porque recuperamos el espacio de Moodle y allí elaboramos rúbricas y guías de evaluación. La elaboración de los descriptores, esto es, la descripción detallada de los diferentes niveles de desempeño para cada criterio me resultó particularmente enriquecedora porque me hizo pensar en lo que efectivamente “demuestra” un aprendizaje, una integración de conocimientos y capacidades. Curiosamente, me costó más elaborar una guía de evaluación que una rúbrica… todo es aprendizaje en este curso, y cada tarea puede ser un espejo que nos muestra dónde están nuestras fortalezas y nuestras debilidades didáctico-pedagógicas.

Para terminar este recorrido por los aprendizajes del módulo quiero compartir una reflexión de Pedro Ravela acerca de la necesidad de romper con los patrones heredados respecto de la evaluación: aunque sea muy difícil, debemos encontrar formas cada vez más auténticas de vincularnos con nuestros estudiantes no desde un lugar de jueces, sino de verdaderos guías de su formación.

                                                    ¡Nos leemos la próxima!

lunes, 21 de septiembre de 2020

Retroalimentación, la devolución nutritiva

En este segundo módulo de nuestro curso de “Evaluación en ambientes digitales” hemos ampliado nuestros horizontes acerca de la evaluación formativa, sus funciones e instrumentos. Personalmente me he sentido desafiada a reelaborar muchas convicciones y a develar algunos preconceptos que se trasladan a mis prácticas de evaluación.

stamp of approval

En primer lugar, realizamos junto con tres compañeros una encuesta sobre “evaluación y TIC en pandemia” a un grupo de 24 colegas. Intentamos que nuestras preguntas giraran en torno a los temas centrales del módulo: concepciones acerca de la evaluación, instrumentos de evaluación, redacción de consignas auténticas, retroalimentación formativa. Lo más llamativo de las respuestas obtenidas son las aparentes contradicciones, la brecha que se abre entre lo dicho y lo implementado. Lejos de revelar incoherencias en el trabajo cotidiano, creemos que estos datos nos muestran la permanente búsqueda de los docentes (más allá de su edad y de su ámbito de trabajo) de alternativas fructíferas para que los estudiantes aprendan, para que se vinculen y se adapten sin falsos exitismos a situaciones nuevas de trabajo. Para quien se interese por la información recabada, aquí encontrará nuestra encuesta. 

La segunda actividad del módulo nos llevó a practicar la coevaluación de instrumentos elaborados por nuestros compañeros de grupo. La responsabilidad, el respeto por el trabajo ajeno, la comunicación asertiva se convierten, de repente, en algo más que “capacidades hegemónicas”, se tornan desafíos vivenciados y cargados de sentido. Durante ese trabajo de retroalimentar experimenté el mayor esfuerzo metacognitivo, ya que en la labor diaria de acompañar y evaluar el trabajo de 70 o más estudiantes la reflexión sobre el “cómo” lo estoy haciendo a menudo se desdibuja.

 


La exposición de Rebeca Anijovich en torno a la retroalimentación me permitió hacer un alto y examinar lo “nutritivo” de mis devoluciones, más allá de lo dulce, lo salado o lo amargo de las palabras que se eligen para evaluar. A partir de estas experiencias me comprometo a practicar más asiduamente los protocolos como SER o la escalera de Wilson, porque considero que, más allá del “aprobado” o “desaprobado” nuestros estudiantes nos están reclamando compromiso y presencia en sus aprendizajes… no hay que dejarlos con hambre de guía.

                                   Nos leemos la próxima

 

 

sábado, 12 de septiembre de 2020

Evaluación, espinosa tarea

 


       En esta nueva propuesta de formación debemos reflexionar sobre uno de los aspectos más delicados de la tarea docente: la evaluación. Tarea “espinosa” porque supone crear instancias en las que los estudiantes puedan aplicar y demostrar los resultados de su aprendizaje sin que esas instancias se conviertan en un juicio o una tortura para ellos… o para nosotros.

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           En circunstancias normales la evaluación es un desafío; en aislamiento social y educación mediada por tecnologías, es un reto descomunal. Recuerdo los primeros días de marzo, cuando además de planificar nuestras actividades de enseñanza los docentes del Nivel Superior tuvimos que enfrentar las mesas de examen con mucha incertidumbre y muchas presiones, porque incluso en un contexto de emergencia y excepcionalidad los docentes debíamos tener respuestas inmediatas. Si bien en un primer momento la obligación de tomar exámenes finales me causó mucha resistencia (¿cómo voy a evaluar a través de una pantalla?), muy pronto me di cuenta de que era una oportunidad de revisar mis métodos y de explorar nuevas alternativas. Mediante la lectura meticulosa del  Marco referencial de capacidades Profesionales de la Formación Docente Inicial (Res. CFE N° 337/18), de las Pautas y Orientaciones Marco para una evaluación mediada por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Res. GDEMZA- DGE n° 772/2020- ANEXO), del Plan de Estudios para el Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura (Res. DGE n° 0283/12) y del Programa 2020 del módulo “Filología- Historia de la Lengua Española en sus textos”, correspondiente al Campo de la Formación Específica en Lengua del cuarto año de la Carrera (ISFDyT 9-002 “Tomás Godoy Cruz”), me propuse elaborar un instrumento nuevo para la evaluación de mi espacio; el resultado fue una evaluación mixta (con una instancia escrita y una oral, sincrónica) que implementé durante las mesas de mayo y julio/agosto.

        Si bien la experiencia fue muy positiva, a la luz de este nuevo curso de “Evaluación en ambientes digitales” creo que hay mucho por mejorar, y es por ello que elegí para mi primera tarea revisar y optimizar mi propuesta de evaluación de Historia de la Lengua Española en sus textos. Comparto con ustedes mi propuesta de evaluación, y confío en que a lo largo de este curso voy a encontrar herramientas para que sea más auténtica y más vinculada con las experiencias de trabajo de mis estudiantes. 


Con estas palabras tan simples, pero tan significativas, me despido hasta la próxima entrada

       ¡Nos leemos pronto!

domingo, 23 de agosto de 2020

Lo que me costó la creación de objetos de aprendizaje y el uso de ExeLearning

 

Hace apenas unos años tuve que pedir ayuda a dos estudiantes de diferentes cursos para formar grupos privados de Facebook, porque yo apenas me interesaba por las redes y la tecnología en general. Después de seguir buenos ejemplos de colegas estoy embarcada en un proceso de aprendizaje que parece no tener límites, sobre todo por las posibilidades que nos ofrece a los docentes en tiempos de virtualidad obligada. Costó (y cuesta) pero estos primeros resultados valen la pena: 

   Llegados a este punto estamos (digo “estamos” porque somos un grupo interesantísimo y diverso de profesores) aprendiendo a crear objetos de aprendizajes, propuestas “empaquetadas” (según la metáfora de Area Moreira) que responden a un propósito concreto, que acercan contenido a los/las estudiantes y que les permite interactuar de forma autónoma con ese material, aunque no desvinculada del docente y de sus compañeros/as.

   El diseño y el desarrollo de mi objeto de aprendizaje siguieron un proceso que puedo resumir en estos puntos:

1)      Instalación y exploración del software eXeLearning: gracias a los tutoriales estas tareas resultan muy sencillas y fructíferas, ya que efectivamente se aprende “haciendo”.

2)      Elección de una Unidad temática, secuenciación y planificación a partir de propósitos de aprendizaje: a pocos días de comenzar un nuevo ciclo de cursado, me propongo que la Unidad II de Cultura Grecolatina pueda desarrollarse íntegramente a través del objeto de aprendizaje que resulte de esta tarea. Ya que el ISFDyT en el que trabajo no dispone de una plataforma Moodle, el objeto será compartido mediante Google Drive y Gmail.

3)      Al momento de crear el objeto formulé los siguientes resultados del aprendizaje:

Al finalizar la Unidad los estudiantes serán capaces de: 

-       -  Describir de forma integral el relato mítico clásico

-       -  Clasificar temáticamente y comparar versiones de mitos clásicos

-        - Interpretar los relatos míticos desde diferentes corrientes teórico-críticas

-        - Reconocer tópicos, personajes y símbolos míticos en la obra Lo que me costó el amor de Laura, de Alejandro Dolina.

-        - Analizar e interpretar reelaboraciones literarias de mitos clásicos griegos.

-        - Utilizar, crear y compartir diferentes contenidos digitales relacionados con la temática propuesta.

4)      Luego del recorte temático, desarrollé actividades que permitieran a los estudiantes realizar investigación documental, pero también jugar, experimentar, crear a partir de sus experiencias y lecturas. Algunas de esas actividades fueron resolución de una trivia, creación de cuadros comparativos y mapas mentales, análisis literario mediante cuestionario, grabación de reseñas en audio y video, elaboración de memes.

5)      La última instancia en la creación del objeto de aprendizaje fue la asignación de tiempos de resolución, entrega de tareas y evaluación. Luego realicé un breve tutorial para que los estudiantes interactúen con el objeto creado.

6) La publicación del objeto fue sin duda la parte más complicada (para mí), pero gracias a la paciencia de mi tutor Augusto creo que he conseguido "socializar" mi trabajo.

Con todas las dificultades que ha presentado, este desafío ha sido uno de los más motivadores, ya que la posibilidad de aplicar los aprendizajes nos lleva a ajustarnos a posibilidades reales, a pensar en los verdaderos destinatarios de nuestra actividad como docentes. Sé que hay fallas y detalles en el resultado, pero estoy muy orgullosa de haberlo intentado. Les dejo el enlace a mi OA y espero sus sugerencias e impresiones, que por supuesto serán muy bienvenidas.

        ¡Nos leemos la próxima!



viernes, 14 de agosto de 2020

Perdidos en la selva: los docentes y las TIC en tiempos de COVID-19

       Estamos transitando tiempos agitados: en medio de una pandemia, los docentes asumimos el compromiso de acompañar a nuestros estudiantes incluso a la distancia, y en el afán de ofrecerles experiencias enriquecedoras que involucren nuevas tecnologías a veces perdemos el rumbo, nos vemos sobrepasados por herramientas novedosas y atractivas que distraen de aprendizajes realmente significativos.

   En el módulo central del curso “Competencias para la creación de contenidos educativos” los docentes-estudiantes hemos conformado grupos de trabajo para buscar (de acuerdo con la metodología del ABP) soluciones innovadoras a este problema tan actual y vinculado con nuestra profesión: el uso indiscriminado de TIC. Este módulo (ABP. Las TIC. Cuáles, cuándo y por qué) nos ha permitido “interrogar” cada herramienta no solo para conocer su funcionamiento, sino para vincularla con propósitos de aprendizaje, con necesidades y posibilidades reales de nuestros estudiantes que, como todos sabemos por experiencia, son sumamente diversas y desafiantes.

      Sería imposible (y poco productivo) que enumerara todas las herramientas que he explorado, probado y almacenado en este camino de aprendizaje; basta con decir que mi arsenal TIC ha crecido exponencialmente, siempre con la certeza de que algo nuevo puede aparecer, de que todo recurso puede ser reemplazado u optimizado.

    En cuanto a la experiencia del ABP (Aprendizaje Basado en Problemas) he aprendido que hace falta mucha paciencia, empatía y asertividad para trabajar en grupo con personas que uno no conoce. No todos tenemos los mismos ritmos de aprendizaje, las mismas motivaciones y posibilidades, y el desafío de resolver un problema entre todos puede generar muchos inconvenientes si la comunicación entre los participantes no es óptima. En fin, de las malas experiencias también se aprende, y aunque los resultados no hayan sido los mejores, para futuras experiencias será más fácil plantear desde el principio algunas cuestiones de organización.

      Agrego algunas precisiones respecto de nuestras actividades: además de proponer una solución en forma de objeto comunicacional, hemos tenido que analizar las producciones de otros grupos de nuestro mismo varietal, en nuestro caso, Pinot. Pueden conocer mis impresiones aquí:

 Ya para terminar, voy a referirme a los aprendizajes de este trayecto. Según Marina Chrabalowski (Las TIC: cuáles, cuándo y por qué. Orientaciones para el ABP,  2020) al finalizar el módulo cada profesor estudiante habrá desarrollado las siguientes competencias:


         Obviamente, el desarrollo de estas capacidades es un largo camino, en especial porque el diseño, la aplicación y la evaluación de las actividades mediadas por TIC son procesos de prueba y error. Sin embargo, puedo decir con seguridad que al menos me he puesto en marcha para desarrollar cada una de esas competencias con conciencia y compromiso. Nuestros estudiantes merecen el esfuerzo y tenemos los mejores guías para adentrarnos con confianza en esta selva ¡Allá vamos!