En el tercer módulo de nuestro curso de "Evaluación en ambientes digitales" nos hemos detenido en la búsqueda de evidencias y en la definición de criterios
de evaluación, es decir, en el ¿qué evalúo? Y una vez más la reflexión nos puso frente al profundo compromiso ético del docente que, en este caso, debe
analizar e interpretar las producciones de sus estudiantes, cribarlas, compararlas,
validarlas o rechazarlas para, finalmente, otorgar una calificación.
En nuestra reflexión sobre la búsqueda de evidencias hemos recuperado
los postulados de la planificación inversa ((Mc Tighe y Wiggins, 2004)), que
nos propone partir de los resultados esperados del aprendizaje:
En cuanto a la definición de criterios
de evaluación, hemos recuperado la importancia de que todos los
involucrados en el proceso de aprendizaje conozcan y compartan esas pautas o
guías que orientan al docente que evalúa. Antes que nada, es preciso "aclarar los tantos" porque la evaluación debe dejar de ser un proceso misterioso del que surge una nota, para sorpresa o castigo del evaluado.
La utilización de “asistentes” (como las rúbricas, las listas de cotejo,
escalas de valoración) es fundamental si pretendemos que la evaluación sea transparente;
aprender a diseñar estos instrumentos, a definir criterios y niveles de
desempeño ha sido el mayor desafío de este módulo, principalmente porque
recuperamos el espacio de Moodle y allí elaboramos rúbricas y guías de
evaluación. La elaboración de los descriptores, esto es, la descripción
detallada de los diferentes niveles de desempeño para cada criterio me resultó
particularmente enriquecedora porque me hizo pensar en lo que efectivamente “demuestra”
un aprendizaje, una integración de conocimientos y capacidades. Curiosamente,
me costó más elaborar una guía de evaluación que una rúbrica… todo es
aprendizaje en este curso, y cada tarea puede ser un espejo que nos muestra
dónde están nuestras fortalezas y nuestras debilidades didáctico-pedagógicas.
Para terminar este recorrido por los aprendizajes del módulo quiero compartir una reflexión de Pedro Ravela acerca de la necesidad de romper con los patrones heredados respecto de la evaluación: aunque sea muy difícil, debemos encontrar formas cada vez más auténticas de vincularnos con nuestros estudiantes no desde un lugar de jueces, sino de verdaderos guías de su formación.
¡Nos leemos la próxima!