En esta
nueva propuesta de formación debemos reflexionar sobre uno de los aspectos más
delicados de la tarea docente: la evaluación. Tarea “espinosa” porque supone
crear instancias en las que los estudiantes puedan aplicar y demostrar los
resultados de su aprendizaje sin que esas instancias se conviertan en un juicio
o una tortura para ellos… o para nosotros.
En
circunstancias normales la evaluación es un desafío; en aislamiento social y
educación mediada por tecnologías, es un reto descomunal. Recuerdo los primeros
días de marzo, cuando además de planificar nuestras actividades de enseñanza
los docentes del Nivel Superior tuvimos que enfrentar las mesas de examen con
mucha incertidumbre y muchas presiones, porque incluso en un contexto de
emergencia y excepcionalidad los docentes debíamos tener respuestas inmediatas.
Si bien en un primer momento la obligación de tomar exámenes finales me causó
mucha resistencia (¿cómo voy a evaluar a través de una pantalla?), muy pronto
me di cuenta de que era una oportunidad de revisar mis métodos y de explorar
nuevas alternativas. Mediante la lectura meticulosa del Marco referencial de capacidades Profesionales de la
Formación Docente Inicial (Res. CFE N°
337/18), de las Pautas y Orientaciones
Marco para una evaluación mediada por las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (Res. GDEMZA- DGE n° 772/2020- ANEXO), del Plan de Estudios para el Profesorado de
Educación Secundaria en Lengua y Literatura (Res. DGE n° 0283/12) y del
Programa 2020 del módulo “Filología- Historia de la Lengua Española en sus
textos”, correspondiente al Campo de la Formación Específica en Lengua del
cuarto año de la Carrera (ISFDyT 9-002 “Tomás Godoy Cruz”), me propuse elaborar
un instrumento nuevo para la evaluación de mi espacio; el resultado fue una
evaluación mixta (con una instancia escrita y una oral, sincrónica) que
implementé durante las mesas de mayo y julio/agosto.
Si bien la experiencia fue muy positiva, a la luz de este nuevo curso de “Evaluación en ambientes digitales” creo que hay mucho por mejorar, y es por ello que elegí para mi primera tarea revisar y optimizar mi propuesta de evaluación de Historia de la Lengua Española en sus textos. Comparto con ustedes mi propuesta de evaluación, y confío en que a lo largo de este curso voy a encontrar herramientas para que sea más auténtica y más vinculada con las experiencias de trabajo de mis estudiantes.
Con estas palabras tan simples, pero tan significativas, me despido hasta la próxima entrada
¡Nos leemos pronto!
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