Año 2000. Para despejar la cabeza después de
largas jornadas de estudio nos reunimos mis hermanos, mi novio, mi cuñada y yo (todos
estudiantes universitarios) frente al televisor panzón para jugar “a la play”,
a esos juegos de aventuras que a mi hijo de 8 le resultan vintage básicamente porque son
bidimensionales. Hoy remasterizados, esos juegos siguen siendo divertidos, y yo
sigo dominando algunos de ellos como a mis veinte ante la mirada sorprendida de
mi niño. Digo esto porque, contrariamente a lo que algunos estudiantes piensan,
los docentes no somos (todos) dinosaurios que no saben usar un celular. Somos adultos
que, casi sin darnos cuenta, transitamos esta revolución tecnológica que nos
llevó en pocos años del casette a Spotify,
del diskette a la nube.
¿Por qué digo que transitamos esta revolución
tecnológica casi sin darnos cuenta?
Porque lo hicimos JUGANDO, sumergiéndonos en los mundos ficticios de Mario
Bros. y Crash Bandicoot, del FIFA 98 y Ms. Pac Man. Entonces no desconocemos el
potencial educativo de los videojuegos, no subestimamos las habilidades y
capacidades que desarrollan. Y sabemos mejor que nadie que este cambio de
paradigma nos exige revisar nuestras prácticas docentes para adaptarnos a
mentes jóvenes que ya no se internan en el mundo de la ciencia y el
conocimiento como nosotros y, menos que menos, como nuestros padres, que con un
gesto de pesar nos miraban “perder el tiempo” frente a las pantallas sin notar
que estábamos razonando, resolviendo problemas, tomando decisiones
consensuadas, trabajando colaborativamente para escapar de los zombies o
rescatar princesas.
Ya no enseño Lengua como me enseñaron a mí: llevo años implementando la metodología del aula
invertida más por razones de índole práctica que por pericia didáctica. Las
clases en el turno vespertino me llevaron a crear grupos de Facebook que en un
principio fueron repositorios y poco a poco se convirtieron en espacios
interactivos. Todos los días intento que mis clases tengan un poco de desafío, un poco de
aventura y, por que no, un poco de riesgo y adrenalina… y me doy cuenta de que
tal vez yo también tuve un aprendizaje gamificado que hoy me impulsa a
conciliar lo tradicional con lo innovador, el Mio Cid con Resident Evil. Sigo
buscando herramientas y afinando técnicas… pero por ahora los dejo para jugar
un ratito a la Play con mi hijo.
También les dejo el link para resolver el
crucigrama que creé con Educaplay: https://es.educaplay.com/recursos-educativos/4788687-educacion_y_tic.html
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