miércoles, 2 de octubre de 2019

¿Una imagen o mil palabras? Los dilemas de los textos infográficos




Hola de nuevo, en esta entrada les cuento mi experiencia con la creación de infografías. 
La representación esquemática y gráfica de la información es parte esencial del proceso de lectura: en otras palabras, mientras leemos nuestra mente jerarquiza, selecciona, ordena y también omite la información que recibe para transformarla en conocimiento. Hay muchos que, como yo, se han acostumbrado a realizar este proceso lápiz en mano:


Esta maraña inconcebible para mí es clarísima, pero obviamente no le sirve a nadie más. Lo mismo pasa con los resúmenes, los apuntes y las anotaciones marginales de los libros: son tan personales que resultan una pérdida de tiempo para cualquiera que no sea su autor. Y aquí es donde resulta evidente la practicidad de alternativas visuales como las infografías, los pósters y los banners. Las herramientas de diseño (como Canva o Genial.ly) ofrecen opciones gratuitas ideales para los principiantes como yo, que no me caracterizo por ser muy creativa y me considero más "verbal". Los diseños predeterminados limitan los desbordes conceptuales y te llevan a economizar palabras, conceptos, explicaciones. Cuando quise volcar una síntesis lo que he aprendido sobre entornos virtuales en una infografía el resultado fue este:



El tema del módulo 1, obviamente, se presta a desarrollos mucho más amplios, pero creo que queda claro que el propósito de una infografía no es agotar ese tema, sino sintetizarlo. Por mi parte, creo que refleja el conocimiento que yo he construido sin tanto desborde “lingüístico”, espero que ustedes coincidan. Nos leemos la próxima. 

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